Inserción laboral en personas con enfermedad mental

En los tiempos que corren, es complicado encontrar trabajo. Esta misión aún es más complicada para personas que tienen una enfermedad mental.

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Cara de una mujer

Las personas con enfermedad mental, además de con la enfermedad, tienen que lidiar con estigmas y prejuicios que la sociedad tiene hacia ellas.

Esto, además de interferir en sus relaciones personales, también influye a la hora de la inserción laboral. No todas las empresas están dispuestas a adaptarse para acoger a personas que tengan unas necesidades diferentes.

Hay ideas preconcebidas implícitas dentro del mundo laboral, tales como que una persona con enfermedad mental será menos productiva que otra que no la padezca, que necesitarán más permisos por motivos médicos que los demás, que su integración con los demás compañeros puede ser conflictiva, miedo a que dejen su tratamiento farmacológico y esto afecte al entorno laboral, etc.

Aunque no tiene por qué y no se puede generalizar dada la heterogeneidad que nos podemos encontrar, dentro de este colectivo el nivel de formación suele ser inferior al del resto de la población, lo cual puede suponer un obstáculo a la hora de buscar un empleo.

Aun así, todas las personas tenemos derecho a trabajar. De hecho, trabajar tiene beneficios a nivel psicológico como sentirse integrado, útil, realizado, independiente, etc.

El empleo es una forma más de integración y normalización de la persona, ya que ésta participa de manera activa en la sociedad. Asimismo, la persona establece contactos sociales durante el desempeño de sus tareas, los cuales pueden ejercer otra fuente de apoyo para la persona.

Si todo esto es importante para cualquier persona, aún lo es más para aquella que padezca una enfermedad mental, ya que la ayuda a desarraigarse de su rol de enfermo y adoptar el rol trabajador.

En relación a esto, distintos estudios han demostrado que la sintomatología de una persona con enfermedad mental mejora considerablemente, así como la imagen que tiene de sí misma y el apoyo percibido. Asimismo, presentan altos niveles de satisfacción laboral.

Por tanto, el trabajo es terapéutico.Manos de un equipo de trabajo

Sin embargo, la propia persona con enfermedad mental puede encontrar dificultades para buscar un trabajo adecuado, ya que tiene que definir sus intereses, lo cual puede resultarle complicado, saber dónde buscar dicho trabajo y, por último, una vez lo encuentra, conservarlo procurando cumplir con las expectativas y normas de la organización.

Además de esto, la persona tiene que estar motivada. En muchas ocasiones, nos encontramos con que la persona no se cree capaz de realizar X o Y trabajo, piensa que su enfermedad va a limitarla lo suficiente como para no poder llevarlo a cabo. Este tipo de ideas tienen que trabajarse antes de comenzar la búsqueda.

El apoyo familiar es muy importante a la hora de que una persona busque empleo, ya que contemplar que quienes le quieren confían en sus capacidades, es un plus para empezar y/o persistir en la búsqueda.

Por suerte, además de los centros especiales de empleo, muchas asociaciones luchan en favor de la integración laboral de personas con enfermedad mental, dotando a estas personas de herramientas y habilidades, pero aún nos queda un largo camino por recorrer.

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