¿Adicción al móvil?

El teléfono móvil se ha convertido en un utensilio personal que nos acompaña en la mayoría de las situaciones de nuestra vida, haciéndonos vulnerables a su dependencia.

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¿Adicción al móvil?

Cada vez es más habitual ver a personas “enganchadas” al móvil. Van andando por la calle más pendientes del móvil que del paso que van dando, están con otras personas y no dejan de mirar la pantalla de su móvil en vez de interactuar con dichas personas, etc.

Aunque esto es relativamente común hoy en día, no significa que constituya un problema para la persona. ¿Cuándo sí que supone un problema? Cuando la persona sufre problemas físicos y psicológicos como ansiedad, palpitaciones y/o sudores cuando se olvida el móvil en casa, se queda sin saldo, sin cobertura o sin batería.

De este modo, la conducta repetitiva de mirar/toquetear el móvil, se podría considerar una adicción. Se convierte en un impulso incontrolable que implica usar el teléfono una y otra vez durante el día y/o la noche. Sería una adicción psicológica o adicción sin droga, ya que no depende de una sustancia, sino de una conducta. Esta conducta es irreprimible, incontrolable y exagerada/compulsiva que interfiere en otras actividades de nuestra vida diaria, como pueden ser la lectura y el estudio, la conversación de tú a tú con otra persona, etc.

¿Adicción al móvil?Afecta principalmente a adolescentes y jóvenes. La edad de comienzo puede ser muy baja, desde los 11-12 años, ya que cada vez es más frecuente que tengan móviles a estas edades. A muchos padres les da seguridad que tengan el móvil desde pequeños por el hecho de tenerlos localizados y/o poderlos llamar ante cualquier necesidad.

Es importante destacar la relevancia que le damos hoy en día al móvil para que se genere esta dependencia, ya que parece que es un utensilio personal asociado al ocio, la independencia, el contacto social…  El móvil se ve como una herramienta para estar en contacto, socializarse, que da seguridad y cierto control sobre otras personas, autonomía, proporciona intimidad, facilita mantenerse informado/a, y expresar sentimientos. Se utiliza para hablar, enviar mensajes, escuchar música, hacer fotos, grabar vídeos, etc. Está sumamente integrado en nuestra vida diaria.

Como en cualquier otra adicción, una persona que tenga problemas afectivos, dificultades para hablar con los demás, baja autoestima, problemas de auto-aceptación, o que esté pasando por una mala racha, la hacen más vulnerable a sufrirla.

Como he mencionado con anterioridad, es muy frecuente en adolescentes. Puede deberse a que es una época en la que se está formando la personalidad, no tienen un control completo de sus impulsos y, la mayoría, son muy influenciables por la publicidad de la telefonía, muy enfocada al público joven, y el “qué dirán” mis amigos si no tengo X o Y móvil, lo que los/as hace vulnerables. Además, de que en esta etapa vital, suelen usar el teléfono móvil como medio para expresar sus sentimientos o estados de ánimo.

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El teléfono móvil también puede considerarse un intermediario en otra adicción como la adicción a las líneas eróticas o las compras compulsivas por Internet.

¿Qué consecuencias puede tener esta adicción?
  • Aislamiento.
  • Comportamiento compulsivo.
  • Trastornos del sueño.
  • Deudas con la compañía telefónica.
  • Abandono de actividades por parte del sujeto, que puede derivar en fracaso escolar.
  • Problemas de comunicación y lenguaje por el uso habitual del móvil (abreviaturas).
  • Inseguridad y/o agresividad si no tiene el teléfono encima.
  • Uso del móvil en situaciones indebidas.

Generalmente, es algo temporal, novedoso, es decir, que esta dependencia al móvil va despareciendo sola conforme nos vamos acostumbrando a tenerlo como una herramienta más, sin abusar de ella, al contrario de lo que sucede con otras adicciones como el alcoholismo, por ejemplo, que requiere la ayuda de un profesional para conseguir abandonarla. Como todo, si su abuso se mantiene durante un período prolongado de tiempo, durante unos 12 meses, habría que acudir a un profesional para un tratamiento adecuado.

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