El mutismo selectivo

El mutismo selectivo es una alteración del comportamiento, especialmente en la etapa infantil, que puede deberse a diversos motivos.

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Niña callando

El mutismo selectivo es un trastorno que consiste en seleccionar las situaciones o circunstancias en las que se habla. La persona suele hablar cuando se siente segura, pudiendo evitar en otras situaciones reír, llorar o emitir cualquier sonido tipo de sonido. Afecta principalmente a la etapa infantil, aunque si no se trata este trastorno puede permanecer hasta la etapa adulta, con las consecuencias que conlleva.

Cuando la inhibición del lenguaje persiste en determinadas situaciones específicas, progresivamente puede irse generalizando hasta derivar en el mutismo total, es decir, evitar hablar en cualquier situación social.

Es un trastorno que se diagnostica con poca frecuencia a pesar de que las investigaciones apuntan a que es más frecuente de lo que suponemos. Esto puede deberse a que un/a niño/a callado/a no llama la atención de sus padres, puesto que no es algo que se pueda considerar «problemático».

¿Cómo detectar el mutismo?

Para diagnosticar este trastorno, es necesario que el/la niño/a no tenga problemas de lenguaje, es decir, que se pueda comunicar y expresar correctamente en situaciones cómodas y familiares (con sus padres, por ejemplo).

Cualquier problema del lenguaje podría interferir con este trastorno y aparentar ser mutismo selectivo cuando realmente el problema subyacente es otro. Por ejemplo, si el niño tartamudea, puede que este motivo le lleve a no hablar en un contexto social que no sea de su confianza.

Al igual que cuando hay una situación que genera un alto grado de ansiedad se suelen realizar más repeticiones en el habla y aumento en el ritmo, si esta ansiedad es muy elevada puede derivar en la ausencia o disminución del habla en dichas situaciones.

La timidez puede derivar en vergüenza, la cual es una respuesta fisiológica ante el rechazo de otra persona. Esto puede derivar en mutismo, ya que se puede evitar hablar porque nuestra voz nos dé vergüenza, por pensar que no vamos a decir algo acertado respecto al pensamiento del otro, que nos vamos a dejar en mal lugar, etc. Se puede pensar un poco en el dicho de “mejor estar callado y parecer tonto que hablar y demostrarlo”.

Es probable que cuando se le hable en un entorno que no considere seguro, agache la cabeza o se quede mirando fijamente.

En algunas ocasiones, el mutismo puede iniciarse debido al padecimiento de alguna situación estresante como una hospitalización, cambio de residencia, etc.

Representa un obstáculo tanto en el ámbito educativo/laboral como en el social para quienes lo padecen. A algunos/as niños/as con mutismo les gusta el contacto con los demás y juegan con sus iguales, aunque sin pronunciar palabra.

Otros llegan a desarrollar con el amigo más cercano otro sistema de comunicación alternativa al habla como signos, gestos, dibujos, etc. Sin embargo, a otros niños con mutismo, las interacciones sociales les resultan incómodas y no participan en ellas. Como podemos ver, puede afectar de distintas formas a unos y a otros.

El mutismo selectivo
FreeImages.com/Bethany Carlson
Criterios del DSM-IV-TR para el mutismo selectivo:

A) Incapacidad persistente para hablar en situaciones sociales específicas (en las que se espera que hable, como, por ejemplo, en la escuela) a pesar de hablar en otras situaciones.

B) La perturbación interfiere con el rendimiento escolar o laboral o con la comunicación social.

C) La duración de la perturbación es de por lo menos un mes (no se limita al primer mes de la escuela).

D) La incapacidad para hablar no se debe a una falta de conocimiento de, o a no encontrarse cómodo con, el lenguaje requerido en la situación social.

E) La perturbación no se explica mejor por la presencia de un trastorno de la comunicación (por ejemplo, tartamudeo) y no aparece exclusivamente durante el curso de un trastorno generalizado del desarrollo, esquizofrenia u otro trastorno psicótico.

Además, puede verse acompañado de ansiedad social, retraimiento y negativismo.

Es frecuente que los/as niños/as que lo experimenten hayan sufrido anteriormente algún tipo de ansiedad en situaciones sociales. Tienen un desarrollo del lenguaje normal y adecuado en el hogar pero con restricciones ante personas desconocidas o a las que ve poco.

Pueden haber mostrado formas leves o moderadas de ansiedad de separación, timidez excesiva (como se ha mencionado antes), aislamiento y retraimiento social, tartamudeo, enuresis y conducta oposicionista o manipuladora en el hogar.

Es importante que en el hogar se tenga en cuenta que una sobre-protección y la acomodación a sistemas alternativos no verbales no ayudan en absoluto, ya que lo que hacen es permitir que esta conducta/trastorno se consolide, al igual que una excesiva atención a los silencios del niño, ya que lo que hacen es reforzarlo. Hay que valorar el entorno del niño, por ejemplo, si tiene un hermano pequeño, puede utilizar este comportamiento como una llamada de atención por celos a la que no debemos sucumbir.Hermanos en el campo

¿Cómo podemos intervenir en el mutismo selectivo?

En el mutismo selectivo intervienen diferentes factores que se han desarrollado en el artículo, los cuales habrá que tener en cuenta para la intervención. Habrá que analizar junto a un/a profesional cómo ha sido la vida del niño hasta ahora, la estructura familiar y sus circunstancias.

Tendremos que conocer el rendimiento escolar y su proceso de aprendizaje.

El proceso terapéutico es fundamental. No es un tratamiento fácil; requiere tiempo y paciencia, y que generemos un clima de complicidad.

Podrán aplicarse tests para valorar su nivel cognitivo. También será necesario conocer sus conductas y expresiones emocionales en las situaciones en las que se ve expuesto (tanto si hablan en ellas como si no), para lo que se puede efectuar una técnica de registro.

Una vez tengamos recogidos todos los datos, se decidirá qué abordaje se utilizará para superar el mutismo. Destaco algunas posibilidades:

  • Exposición graduada del niño a las situaciones en las que inhibe el habla o teme.
  • Modificación de conducta.
  • Reestructuración Cognitiva.

Asimismo es importante en casa:

  • No actuar como su portavoz.
  • No discriminar a los demás miembros de la familia para que la persona mutista se sienta más cómoda. Derechos y deberes para todos/as por igual.
  • Mostrar seguridad al relacionarse con otras personas. De esta forma la persona con mutismo tendrá un «ejemplo a seguir».
  • Estimular la autonomía de la persona mutista para no crearle dependencia.

Es fundamental el apoyo de familiares y amigos/as para superar el mutismo, no forzar su ritmo y acudir a un/a profesional.

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