¿En qué consiste la disforia de género?

Los niños pequeños pueden hacer manifestaciones acerca de su identidad que debemos atender si queremos evitarles malestar.

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Niño pequeño con sombrero

La disforia de género hace referencia al malestar o sufrimiento causado por la discrepancia entre la identidad de género que se tiene y el sexo que se le ha asignado al nacer (además del rol de género y/o las características sexuales primarias y secundarias).

Alude a la angustia que puede acompañar a esta incongruencia entre el género sentido o expresado y el género asignado/impuesto.

¿Cómo se muestra la disforia de género en la infancia?

Las chicas de nacimiento pre-púberes con disforia de género desean ser un chico, creen que lo son o que crecerán y serán un hombre.

Prefieren vestuario y peinados de chico. Generalmente, reaccionan de forma negativa a los intentos de los padres de vestirlas con atuendos femeninos. Suelen rechazar ir a eventos escolares o sociales donde esas ropas son requeridas.

Prefieren los juegos tradicionales reconocidos como de chicos, como los juegos de lucha, y la preferencia de chicos como compañeros de juegos. Muestran escaso interés por juegos o actividades estereotipadamente femeninos.

Pueden rechazar orinar sentadas. Pueden expresar el deseo de tener pene o afirmar que lo tienen o que crecerá y lo tendrán cuando sean mayores. También pueden expresar que no quieren que se desarrollen los pechos o la menstruación.

Los chicos de nacimiento pre-púberes con disforia de género pueden expresar su deseo de ser una chica, creer que lo son o que crecerán y serán una mujer.

Prefieren vestimentas femeninas y pueden improvisar vestuario con materiales disponibles.

Desarrollan en los juegos un rol estereotipadamente femenino. Prefieren las actividades tradicionalmente femeninas y a las chicas como compañeras de juego. Suelen evitar juegos de pelea y deportes competitivos. Tienen escaso interés en juguetes estereotipadamente masculinos.

Pueden simular no tener pene e insistir en orinar sentados. Pueden llegar a expresar que no quieren su pene o sus testículos, que desean que desaparezcan, o que tienen, o desean tener, una vagina.

En cuanto a la primera etapa de la adolescencia, en la que los caracteres sexuales secundarios no están aun completamente desarrollados, pueden no estar a gusto con ellos, pero son conscientes de los cambios corporales que se van a producir próximamente.

Las preocupaciones o dudas sobre la identidad de género pueden aparecer en diferentes momentos del ciclo vital, desde los primeros 2-3 años de edad, y suele interferir en las actividades de la vida diaria. En niños/as mayores puede conducir al aislamiento respecto a sus iguales y a experimentar angustia. Algunos/as pueden negarse a ir a la escuela por las burlas y el acoso sufrido o por la presión de vestir según su sexo biológico.

En qué consiste la disforia de género imagen 1
FreeImages.com/Tibor Fazakas

Los niños pequeños son menos propensos que los mayores, adolescentes y adultos para expresar disforia anatómica extrema y persistente.

En los/as adolescentes y adultos/as, la incongruencia entre el género sentido como propio y el sexo asignado es una característica central del diagnóstico.

La angustia puede no manifestarse en ambientes que apoyen el deseo del niño de vivir en el rol del otro género, y hacerlo si este apoyo no se da.

En adolescentes y adultos/as, la angustia puede ser mitigada también en un contexto de apoyo y con el conocimiento de la existencia de tratamientos médicos que pueden reducir la incongruencia sentida.

Las expresiones de disforia anatómica, es decir, expresar incomodidad con su anatomía sexual, se vuelven más comunes en niños/as con disforia de género cuando se aproxima la pubertad, que es cuando presenciarán los mayores cambios físicos.

¿Qué opciones de tratamiento encontramos?
  • Cambios en la expresión e identidad (vivir parcial o totalmente en el rol de género distinto al asignado y consistente con la identidad de género sentida como propia).
  • Terapia hormonal para masculinizar o feminizar el cuerpo.
  • Cirugía para cambiar las características sexuales primarias.
  • Psicoterapia (individual, de pareja, familiar o grupal).

El tratamiento siempre debe ser individualizado porque cada persona es diferente, y hay que estudiar cada caso en concreto, por lo que el mismo tratamiento puede no ayudar a todas las personas con el «mismo problema».

 

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