Numerosos estudios han demostrado los beneficios de tener una mascota en casa y el contacto con las mismas en nuestra salud física y mental. ¿Por qué no aprovecharlo en terapia? Últimamente, utilizar animales para realizar terapias está en auge, ya que aportan beneficios e incluso hacen que el proceso terapéutico sea más rápido.
Ayer, acudí a una charla al respecto, centrada sobre todo en la terapia con perros, y me pareció de lo más interesante, por lo que os traigo algunas conclusiones en esta entrada.
La Terapia Asistida con Animales es una intervención basada en el vínculo persona-animal para conseguir los objetivos terapéuticos.
El animal que participa en la terapia, actúa como facilitador terapéutico, pero nunca sustituye al/la profesional de la terapia.
Según el tipo de terapia que se quiera realizar y las características del paciente, habrá que tener en cuenta unas características en el perro como el tamaño, carácter, etc. para conseguir los objetivos pautados por el/la profesional.
¿Qué aportaciones realiza el perro a la terapia?
- Favorece la relajación.
- Tiene un grado más de temperatura, lo cual puede ser muy importante para determinadas enfermedades como las musculares.
- Disminuye el estrés.
- Es un lubricante social para la terapia.
- Da soporte afectivo.
- Mejora el autoestima.
- Favorece el proceso terapéutico (refuerzo).
- Cataliza emociones. La persona en terapia puede transmitirnos sus sentimientos y pensamientos a través del animal, algo tipo «está nervioso porque yo lo estoy».
- Comportamiento más estable.
- Aceptación de una nueva condición.
- Da espontaneidad y naturalidad.