El proceso terapéutico comienza con la primera sesión. La primera sesión puede generar curiosidad y, a veces, nerviosismo o ansiedad. Muchas personas llegan con ciertas ideas o expectativas sobre cómo será y el resultado que obtendrá una vez finalice. En ocasiones, estas expectativas se ajustarán a la realidad y otras no.
La primera sesión es la primera toma de contacto que permitirá ir afianzando la alianza terapéutica, elemento imprescindible en terapia. A continuación, vamos a desarrollar algunas posibles expectativas que pueden tener quienes inician un proceso terapéutico.
Expectativas sobre la primera sesión
- «El/la terapeuta me hará un diagnóstico en la primera sesión.» El objetivo de la terapia no es la búsqueda de un diagnóstico, es mejorar lo que pretendemos y entender por qué nos sentimos mal. A veces, hay personas que buscan un diagnóstico para poder etiquetarse y justificar parte de su comportamiento sin que esto sea realmente necesario. En caso de que se necesite un diagnóstico formal, esto conllevaría varias sesiones de evaluación además de la entrevista clínica, y no todos/as los/as profesionales pueden realizarlo, aunque pueden darse orientaciones generales por lo que se observe en consulta.
- «Voy a tener que contar toda mi historia detalladamente desde el principio.» En la primera sesión, se realizará una entrevista clínica para conocer la demanda que te trae a consulta y procurar contextualizarla. No tendrás que contar nada que no quieras en ese momento. Probablemente, los detalles se irán pormenorizando a lo largo de las siguientes sesiones.
- «El/la terapeuta me hará preguntas incómodas.» Puede ser que en algún momento se hagan preguntas incómodas, pero siempre se realizarán de la forma más respetuosa y sensible posible. Además, especialmente en la primera sesión, se le dice a la persona que si no quiere hablar de un tema en particular, con total confianza puede decir que no quiere hablar de eso, y se podrá retomar más adelante si la persona lo desea.
- «En la primera sesión sentiré “feeling” y sabré si es ‘mi’ terapeuta.» Ese «feeling» deseado a veces no llega en la primera sesión. La alianza terapéutica se va construyendo a lo largo de las sesiones. Puede ser que desde la primera sesión conectes con tu terapeuta, pero puede ocurrir que no. Es deseable tener alguna que otra sesión para saber si conectas, sientes comodidad y seguridad.

Realidad de la primera sesión
- Presentación y contextualización: El/la terapeuta se presentará, explicará su enfoque terapéutico, la confidencialidad y consentimiento informado. También aspectos como pueden ser los honorarios, la duración de las sesiones, la políticas de cancelación, etc. También tú te presentarás e indicarás tu demanda, es decir, tu motivo de consulta.
- Exploración de la demanda y el contexto: El/la terapeuta realizará una entrevista clínica para comprender mejor tu demanda, cuáles son tus principales problemas o síntomas, cómo te afectan y qué esperas conseguir con la terapia. También se realizarán otras preguntas sobre ti que, aunque pienses que no tienen que ver, al/la terapeuta le sirven para contextualizarte y entender mejor tu historia de vida.
- Definición de objetivos: Se establecerán algunos objetivos generales que se trabajarán a lo largo del proceso terapéutico. Estos objetivos pueden ser amplios y se irán especificando poco a poco.
- Resolución de dudas: Al igual que el/la terapeuta te va a hacer preguntas, tú también puedes preguntar las dudas que tengas sobre el proceso, la frecuencia de las sesiones, la forma de trabajar, etc.
- Evaluación de la comodidad: Aunque la alianza terapéutica se irá forjando a lo largo de las sesiones, puedes saber si has tenido sensación de comodidad y comprensión o no. Puede que se haya dado una situación desagradable y no quieras tener una segunda sesión. Puede que no lo tengas claro y sería conveniente otra sesión para poder evaluar con más certeza. Puede que directamente hayáis conectado y quieras continuar este proceso juntos. También el/la terapeuta puede decidir si puede abordar la temática demandada o considera conveniente derivar.
- Finalización de la sesión: Al finalizar la sesión, el/la terapeuta hará una devolución resumiendo toda la información recabada, se podrán dar pinceladas de qué áreas trabajar y cómo, y se propondrá la siguiente sesión acordándolo entre ambas partes.

En resumen, la primera sesión se basa en la presentación mutua y primera toma de contacto donde explicar tu demanda. Es la primera oportunidad para comenzar a construir una relación de confianza que se traducirá en la alianza terapéutica.
Sin embargo, las expectativas afectan a todo el proceso terapéutico, no sólo a la primera sesión.
Expectativas del proceso terapéutico
- «El/la terapeuta me dirá qué hacer y mis problemas se resolverán rápidamente.» El/la terapeuta es la persona que te acompaña, te guía, te proporciona herramientas y opciones con una perspectiva más objetiva. Sin embargo, no te dirá lo que hacer. El cambio y la decisión dependen de ti, de tu reflexión y análisis, y puede conllevar tiempo.
- «Siempre me sentiré mejor después de cada sesión.» Puede que tras algunas sesiones experimentes alivio y sensación de bienestar tanto durante como después de una sesión, pero también puede ocurrir que se trate un tema que te remueva, te deje agotado/a o con una sensación de malestar. Ambos sentimientos son normales.
- «El/la terapeuta estará de acuerdo conmigo, me dará la razón.» El/la terapeuta estará de acuerdo contigo a veces y te apoyará. Sin embargo, en otros casos, te desafiará, te cuestionará, te propondrá cambios más adecuados, te señalará conductas disruptivas y te ayudará a ver diferentes perspectivas.
- «La terapia es una solución que eliminará todos mis problemas.» La terapia no es una varita mágica. El proceso terapéutico te ayudará con la gestión de conflictos y emociones, a buscar causas para tus problemas, a conocerte mejor, a cambiar patrones… Pero hay problemas que no dependen únicamente de lo que se puede trabajar en sesión y dependen del contexto, y lo que se puede hacer desde la terapia es intentar minimizar su afectación.

Realidad del proceso terapéutico
- La terapia requiere compromiso y conocer la realidad del proceso. No es un proceso lineal, pueden ocurrir recaídas a lo largo del mismo o estancamientos que incluso te hagan pensar que la terapia no te está sirviendo. Sin embargo, si continúas con el proceso, verás que es parte de este proceso y una forma de ir asentando los nuevos patrones que vas adquiriendo.
- La relación terapéutica es fundamental. Sentir comodidad y seguridad con tu terapeuta es crucial para el éxito de la terapia. Sentirte que estás en un espacio seguro y de confianza donde puedes mostrarte vulnerable sabiendo que no te van a juzgar, que vas a encontrar comprensión y empatía.
- El proceso puede llevar tiempo. No todas las demandas requieren el mismo tiempo, pero es probable que requiera más tiempo del que pienses inicialmente porque la terapia puede destapar ciertas situaciones/emociones que no esperábamos. Hay demandas que en pocas sesiones se pueden resolver/gestionar, mientras que otras pueden tardar años.
- Se delimitarán objetivos reales. Es probable que a veces pienses en algunos objetivos de cara a trabajar durante el proceso terapéutico, sin embargo, puede que algún objetivo no sea realista y tu terapeuta será quien se encargue de hacértelo saber y adaptarlos.
En definitiva, todo el proceso terapéutico puede estar cargado de expectativas que no siempre van a coincidir con la realidad, pero es importante ser consciente de ellas y reflexionar sobre la importancia de rebajar éstas y ser fiel a la realidad para que nuestro proceso tenga éxito.