Afrontando la maternidad

La maternidad, esa etapa en la que puedes experimentar emociones como orgullo, alegría, frustración o tristeza con pocos minutos de diferencia.

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La maternidad es una nueva realidad que se empieza a atravesar en el momento en el que te quedas embarazada. Distintos estudios han demostrado que el cerebro de la mujer empieza a cambiar desde el embarazo, preparándose para la maternidad.

Los últimos estudios están considerando el paso a la maternidad como un período similar a la adolescencia debido a los cambios que se producen en la mujer, lo cual se denomina matrescencia. «La matrescencia es el término que define la transformación física, emocional y social que experimenta una mujer al convertirse en madre, una transformación que supone «desorientación y reorientación», un «perderse [en cada uno de los cambios] para reencontrarse, para reconstruirse», según lo define Susana Carmona.

Cambios que se producen durante la maternidad
  • Cambios físicos. Tu cuerpo cambia. Durante el embarazo, tu cuerpo va cambiando. Lo más visible es la barriga, que va creciendo conforme el feto va aumentando de tamaño. También cambia el tamaño de tu pecho incluso puede cambiar el tamaño de los pies fruto de la retención de líquidos. Además, puede haber cambios en la piel como la salida de manchas, acné, etc. Después, durante el postparto, estos cambios seguirán, aunque se irán transformando, acompañados de otros como que el pelo se caerá en un momento determinado.
  • Cambios hormonales. Esto te puede suponer una montaña rusa de emociones. El embarazo y el posparto suponen una revolución hormonal donde puede haber distintos picos. Puedes llegar a pasar de la risa al llanto en segundos, de una excitación sexual que no habías percibido antes a una apatía total hacia el sexo. En algunos casos, puede influir en la aparición de sintomatología depresiva. También las hormonas tienen su función en la satisfacción del contacto con el bebé o al verlo, lo cual también influye en la lactancia materna, aunque no son las únicas responsables.
  • Cambios de rol. Ilusión por el nuevo papel que vas a desempeñar en muchos casos. Pasar de ser responsable de una misma a tener que ser responsable de un recién nacido. Aunque ya durante el embarazo se producen cambios en el autocuidado, el cambio más notorio es una vez tienes a tu criatura en brazos. Pasar de ser pareja a ser una familia con un bebé a cargo.
  • Cambios en la energía. El cansancio conocido hasta el momento del embarazo cambia, al igual que las horas de sueño y las necesidades a las que hacer frente. También es probable que la carga mental aumente, lo que influirá en la sensación de cansancio.
Cómo pueden afectarnos estos cambios
Cambios físicos

Los cambios físicos durante el embarazo, en algunas ocasiones, te pueden gustar porque es la señal de estar creando vida, sentir un vínculo con el bebé que crece dentro de ti. En otros casos, estos cambios también pueden afectar a la salud mental debido a ver ese crecimiento como una desfiguración del propio cuerpo, así como estresarte por considerar que estás poniendo demasiado peso, en lo cual también pueden influir los comentarios de otras personas tanto sobre la forma de la barriga como del peso aumentado.

Durante el postparto los cambios físicos suelen ser más duros. A nivel mental, ya no tienes un bebé en el interior, por lo que puedes sentir más presión por «volver al físico que tenía antes» y esto puede tardar más tiempo del que esperabas o incluso que no se llegue a dar. Puede costar verse y reconocerse frente al espejo, ver que aunque hayan pasado algunos meses, sigues teniendo «barriga de embarazada», que la ropa de antes del embarazo sigue sin quedarte bien. A esto, le puedes sumar los comentarios no pedidos de gente que pueden hacerte sentir peor y dañar tu autoestima. También, probablemente, aparecerán las ojeras por no poder descansar bien, el cansancio, la falta de tiempo para arreglarse… Esto puede hacerte sentir alejada del yo de antes y puede que cueste asimilar la nueva realidad.

Cambios hormonales

A veces, estos cambios hormonales pueden hacer que tarde o no aparezca la sensación de conexión con el bebé. Esto puede derivar en sentimientos de culpa, tristeza o sentirse mala madre.

El desequilibrio hormonal producido por los rápidos cambios en la liberación hormonal sumado al estrés que puede suponer hacerse cargo de un bebé, los miedos derivados del cambio de rol o una falta de apoyo en el entorno, entre otros, puede derivar en depresión postparto.

Cambios de rol

Los cambios de rol pueden empezar a notarse durante el embarazo porque ya la mujer comienza a tener prioridades que antes no tenía y puede cambiar actitudes y preferencias de cosas que hacía previas al embarazo. Sin embargo, el gran cambio de rol se observa una vez nacido el bebé. Por lo general, la madre prioriza los cuidados del bebé a los suyos, se enfoca principalmente en éste. Esto puede repercutir en una pérdida de identidad de sí misma.

Además, como madre, te puedes sentir bajo la lupa social. Mucha gente opinará sobre tu maternidad (opiniones no pedidas), lo que, además, puede generar unas expectativas sobre la maternidad muy altas por las que te puedas llegar a ver sobrepasada. También los perfiles de maternidad de redes sociales pueden crearte ideas irreales sobre la maternidad y que caigas en la comparación con dichos perfiles. Esto puede derivar en frustración y culpa. Culpa por no considerarte buena madre, o lo suficientemente buena, por querer cumplir con las etiquetas de «madre, encargada de hogar y pareja» y no llegar a todo. Esto, a su vez, puede derivar en ansiedad y baja autoestima.

Este nuevo cambio de rol también puede hacer que te alejes o se alejen personas que estaban a tu lado antes de convertirte en madre, lo cual puede afectar a tu estado de ánimo. Por otro lado, pueden surgir nuevas amistades y buscar «tribu» a partir de la maternidad, buscando la conexión con personas que están atravesando la misma experiencia.

En cuanto a la ilusión, puede que la realidad choque con nuestras expectativas y esto nos haga sentir decepcionadas, tristes y, de nuevo, culpables por no tener dicha ilusión. Asimismo, la ilusión puede ser oscilante, según el momento del día o la etapa que estemos atravesando con nuestro bebé.

El cambio de pareja a familia también es importante. La pareja se puede sentir desplazada con la llegada del bebé y puede que le cueste entender el cambio de rol. La nueva mamá puede sentirse abrumada con tener que cumplir con «obligaciones» de pareja. El deseo se va a ver alterado por el agotamiento diario, pasando un segundo plano, disminuyendo la frecuencia de las relaciones sexuales o incluso desapareciendo, en algunos casos. También pueden aparecer conflictos de cara al reparto del hogar o las responsabilidades con el bebé. Normalmente y, sobre todo, durante los primeros meses de vida, el bebé necesitará más contacto con su madre, que es a la que conoce, y, especialmente, si toma lactancia materna.

Cambios en la energía

Durante el embarazo, especialmente en el primer y tercer trimestre, puedes sentirte muy cansada. Cualquier esfuerzo puede dejarte agotada y a veces te cuesta entender que estás cansada cuando «no has hecho nada». Se nos olvida que estar creando una vida ya es un esfuerzo bastante importante para nuestro cuerpo. Además, es habitual tener mucho sueño y quedarte dormida con facilidad. Esto se complica en el tercer trimestre cuando la barriga ya es lo suficientemente grande como para generarte incomodidad al dormir, o tener que levantarte con mayor frecuencia para ir al baño.

Una vez nace el bebé, este cansancio suele ser aún mayor. El no poder dormir lo que te gustaría/necesitas, tener que estar todo el tiempo cuidando y vigilando a tu bebé, satisfaciendo sus necesidades a la vez que realizas otras labores, etc.

La carga mental que ya llevabas probablemente se incremente al tener que sumar todo lo que implica el cuidado de un bebé como que haya pañales, que la ropa le quede bien, las visitas del pediatra, etc.

Todo esto puede hacer que te sientas más irritable, con un estado de ánimo más depresivo, sientas que tienes menos paciencia…

¿Qué podemos hacer para afrontar los cambios de la maternidad?
  • Darnos tiempo para aceptar la nueva realidad.
  • Tener libertad para expresar nuestros sentimientos/emociones.
  • Ser compasivas con nosotras mismas.
  • Pensar y decirnos a nosotras mismas que son etapas que se irán atravesando.
  • Seguir tu instinto y no dejarte llevar por comentarios ajenos.
  • Pon los límites que necesites en tu maternidad.
  • Evita compararte.
  • Comunicación con nuestra pareja y familia. Intentar encontrar momentos de conexión en pareja.
  • Dedícate tiempo para ti.
  • Repetirte que eres la madre que tu bebé necesita y que lo haces lo mejor que puedes con los recursos que tienes.

Si aún así, sigues sintiendo malestar por todos estos cambios (u otros) o rumias excesivamente algunos pensamientos, no dudes en contactarme.

“Ser madre es aprender acerca de los puntos fuertes que no sabías que tenías y lidiar con temores que no sabías que existían”. – Linda Wooten
Referencias

Carmona, S. (2024). Neuromaternal: ¿Qué le pasa a mi cerebro durante el embarazo y la maternidad? Sine Qua Non

Nishi, D. & Usuda, K. (2017). Psychological growth after childbirth: an exploratory prospective study. Journal of Psychosomatic Obstetrics & Gynecology, 38(2): 87-93.

Rowlands, I.J.; Redshaw, M. (2012). Mode of birth and women’s psychological and physical wellbeing in the postnatal period. BMC Pregnancy and Childbirth, 12: 138.

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