Durante el embarazo, muchas madres se plantean qué tipo de lactancia les gustaría para su bebé. Hoy en día las mujeres embarazadas suelen hacer la “preparación al parto”, y ésta no suele incluir demasiada información sobre la lactancia. A veces, parece que se da por hecho que la lactancia materna es algo natural y que surgirá así en los casos que se desee. Sin embargo, el parto también es un proceso natural y cada vez se hace más preparación al mismo para que la mujer sea consciente de las distintas posibilidades y pueda prepararse tanto física como emocionalmente.
No asesorarse sobre la lactancia puede derivar en que la realidad no cumpla las expectativas. Los inicios de la lactancia materna pueden ser complicados, pero también su mantenimiento. Al igual que cada embarazo, cada lactancia puede ser diferente y es importante que la mujer lo tenga en cuenta y pueda disponer de la ayuda y el acompañamiento necesario. En la lactancia materna, pueden surgir distintas dificultades, y aquí vamos a abordar el impacto de una de ellas: la hipogalactia.
¿Qué es la hipogalactia?
La hipogalactia hace referencia a una baja producción de leche materna, lo que deriva en una dificultad para que el bebé se alimente correctamente exclusivamente con la lactancia materna.
Las expertas en lactancia indican que el porcentaje real de hipogalactia es muy bajo, porque en muchos casos se debe a otros factores y no a una ‘hipogalactia real‘, pero eso no significa que no exista. Estos factores podrían ser, por ejemplo, un mal agarre, una mala posición del bebé, marcar tiempos de las tomas, etc.
Una hipogalactia real hace referencia a que la producción es baja debido a una condición de la madre, que puede ser debido a factores hormonales, médicos o anatómicos. Esto implica que la madre que la padezca no podrá hacer una lactancia materna exclusiva, sino tendrá que hacer bien lactancia mixta bien lactancia artificial.

¿Cuál puede ser el impacto psicológico de la hipogalactia?
- Decepción. Decepción porque la realidad no ha cumplido con las expectativas ni el deseo. A veces incluso se puede expresar a través de palabras crueles hacia una misma por no haber podido cumplir el deseo de establecer una lactancia materna exclusiva como se esperaba.
- Impotencia. Sensación de fracaso por no haber conseguido algo que “se esperaba” de tu cuerpo y que otras mujeres han conseguido.
- Culpa. La culpa es un sentimiento que va a estar presente desde el embarazo a casi todas las etapas de la maternidad. En este caso, la culpa es por sentir que no eres suficiente o que no puedes proveer algo “tan básico” como el alimento de tu bebé, algo que se espera que puedas hacer. Este sentimiento puede verse incrementado cuando las personas de tu entorno te juzgan o te preguntan que por qué no das el pecho.
- Miedo. Miedo por pensar que tu bebé no va a tener los beneficios que otros sí por tomar lactancia materna y cómo esto puede afectarle, por pensar que no vas a poder tener un vínculo tan fuerte con tu bebé como el establecido cuando se desarrolla una lactancia materna.
- Sentirse invalidada o invisibilizada. Como el porcentaje real de hipogalactia es muy bajo, la mujer que la padece puede sentir como si no se le diera importancia, ya que cuando acudes a una asesora de lactancia con esta preocupación, una de las primeras cosas que te dicen es eso. A esto le podemos sumar la poca información que se puede encontrar al respecto.
¿Qué hacer si sospechamos o tenemos la certeza de tener hipogalactia?
- Consulta con un/a profesional. Lo primero que necesitas es una valoración para conocer si realmente tienes hipogalactia o no. Para ello, necesitarás contactar con una matrona y/o asesora de lactancia que valore bien tu caso.
- Pon límites. Con la lactancia y la maternidad hay muchas personas entrometidas que pueden decir comentarios al respecto. Puedes preparar una frase con la que te sientas cómoda para poderla decir cuando esto ocurra para finalizar esa conversación.
- Elabora tu duelo. No poder llevar a cabo una lactancia materna exclusiva puede suponer el decir adiós a una idea/expectativa. Date tiempo, date permiso para experimentar las distintas emociones que surgen y transitar a la aceptación de la realidad.
- Busca un espacio para ti. Aunque es difícil con un recién nacido, intenta buscar aunque sean 10 minutos al día para estar contigo misma, tranquila y date lo que necesitas.
- Busca apoyo. Tanto mientras buscas la causa de lo que falla como una vez tengas el diagnóstico, rodéate de gente con quien puedas hablar y te brinden cariño. Puedes buscar grupos de apoyo entre mamás y un/a profesional de la salud mental. Es importante contar con apoyo durante todo el proceso porque hasta que se llegue al diagnóstico puede ser muy estresante y doloroso a nivel emocional.

No olvides que lo más importante para tu bebé eres tú, y no si la alimentación es con lactancia materna o artificial. El vínculo puede ser igual de fuerte independientemente del tipo de alimentación. Una mamá feliz es lo que necesita tu bebé para ser feliz.