Todos/as, o, seguramente, la mayoría, hemos escuchado alguna vez lo bueno que es practicar sexo. Por supuesto, un sexo sano. Pero, ¿sabemos realmente cuántos y cuáles son sus beneficios? Pues bien, hoy os traigo una lista de los beneficios del sexo:
La prostitución sagrada
¿Sabes cuál es el origen de esta práctica?
Originaria de Asia, costumbre helénica.
Esta costumbre religiosa señalaba que la mujer debía ofrecer su virginidad y fertilidad a la diosa Venus o algún dios equivalente.
Esto debía realizarse mediante la unión con un sacerdote o un extranjero; el forastero debía pagar con una ofrenda en especie o en metálico para costear los cuidados de la diosa. Se suponía que la divinidad, en agradecimiento, derramaba sus favores sobre el pueblo de las mujeres.
Sabías que…
La inadecuada información sobre la sexualidad, almacenada y arraigada en el inconsciente-subconsciente individual y colectivo, es, en gran parte, responsable de unos de los mayores índices de disfunciones sexuales (entre el 30-50%) que se dan en nuestra sociedad, y del desconocimiento de los beneficios de la sexualidad en el ser humano.
¿Usas lubricante?
Si es así, debemos elegir lubricantes solubles en agua o con base hídrica, fáciles de eliminar después con los lavados. Los que no se disuelven, proceden del petróleo, como la vaselina y algunos aceites minerales. Estos se adhieren a las paredes vaginales alterando el pH ácido que protege a la vagina y convirtiéndose en foco de bacterias e infecciones.
La rana insistente
«Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. El resto de ranas, se reunieron alrededor del hoyo. Cuando vieron lo hondo que era el hoyo, les dijeron a las dos ranas que estaban en el fondo ‘no os molestéis en hacer esfuerzos por salir, es imposible salir de aquí’, ya que a efectos prácticos, debido a la profundidad del hoyo, debían darse por muertas, ya que no saldrían.
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo en que sus esfuerzos eran inútiles, ‘no insistáis, es imposible salir’.
Cuento para pensar
«Érase una vez, un niño que fue con su padre al circo. Feliz y boquiabierto ante cada nuevo número que aparecía abajo en la pista, reparó en un inmenso elefante que, con una fuerza descomunal, movía grandes troncos de madera, jaulas con tigres dentro y todo lo que le pusieran por delante de un lado a otro de la pista con la misma facilidad que el niño podía mover una aceituna de un lado al otro de su plato.
Al terminar la función y salir del circo, el niño observó con sorpresa que, después de realizar su número, el elefante era atado a un pequeño tronco de madera clavado en el suelo con un grillete en su tobillo. Como no lo entendía, el niño le preguntó a su padre: