Hoy, 21 de septiembre, con motivo del Día Mundial del Alzheimer, os traigo una entrada con consejos especialmente dedicada a quienes cuidan a una persona con esta enfermedad.
¿Qué podemos hacer desde casa?
- Habrá que simplificar los alrededores de la persona con esta enfermedad y proporcionarle recordatorios frecuentes, notas, listas de tareas de rutina o direcciones para las actividades diarias.
- Hacer partícipe a la persona con EA (enfermedad de Alzheimer) de su propio cuidado y colaborar para que se desahogue y hable de las nuevas situaciones que está viviendo y los nuevos retos que le devienen.
- Instalar cerrojos por fuera de las puertas, para evitar que se quede encerrada.
- Realizar un programa de ejercicio diario para estimular físicamente al/la paciente y conservar su estado.
- Las personas con esta enfermedad tienden a comportarse, a veces, de forma agresiva. Por ello, hay que controlar el ambiente, manteniendo las distracciones y el ruido al mínimo y hablando claro. Es mejor hablarle lentamente y con frases claras y cortas para que nos entiendan mejor.
- Se pueden realizar ejercicios de modificación de conducta, de forma que se premien/reconozcan las conductas positivas mientras que se ignoren las inapropiadas (siempre que no haya peligro para su seguridad).
- Aunque el cuidador cuente con los recursos suficientes para mantener a la persona con EA en casa durante las etapas posteriores de la enfermedad, no debe prescindir de una ayuda externa. Es fundamental que reciban una buena orientación y apoyo para sí mismos.
- El centro de día es un entorno apropiado para hacer frente al reto que plantea la enfermedad en cuanto a la atención del paciente y de su familia. De esta forma, los/as familiares cuidadores/as pueden sentir una liberación de la sobrecarga que supone el cuidado de una persona con demencia. Además, recibirán información, formación, asesoría y apoyo emocional por parte del equipo del centro. La asistencia continuada fomentará la interacción social y la afectividad. Se realizarán talleres de estimulación cognitiva, psicoexpresión, entrenamiento y re-educación de actividades de la vida diaria, talleres ocupacionales y programas de socialización.
El cuidado de una persona con EA supone cada día nuevos desafíos, ya que cambia el nivel de capacidad y hay nuevos patrones de conducta en el enfermo. Las personas que se dedican a este tipo de cuidado, generalmente el cónyuge o los/as hijos/as, tienen un alto riesgo de desarrollar depresión o una enfermedad física. Por ello, es importante que los cuidadores busquen ayuda en profesionales y en asociaciones de enfermos.