Hoy, 11 de abril, se celebra el Día Mundial del Parkinson. El Parkinson es una enfermedad neuronal crónica y degenerativa para la que aún no se ha encontrado cura. Se produce por la muerte o degeneración de las neuronas específicas cerebrales de los ganglios basales (sustancia negra y otros núcleos mesencefálicos) provocando un déficit de dopamina, encargada de la regulación del movimiento, los reflejos y el equilibrio. Padecer esta enfermedad no significa demencia o que vaya a derivar en la muerte, aunque sí merma la calidad de vida de quien la sufre.
La sintomatología de esta enfermedad radica en los trastornos motores como la rigidez, los temblores (más notables en estado de reposo), la bradicinesia (lentitud del movimiento), etc.
¿Existe comorbilidad en Parkinson con otras enfermedades?
Es habitual encontrar en una persona que padece párkinson otros trastornos, sobre todo aquellos relacionados con los estados afectivos y las emociones.
La depresión es el trastorno que aparece con más frecuencia en personas diagnosticadas de párkinson. Se expresa mediante apatía, abulia, llanto, desesperanza, pesimismo, sentimientos de impotencia y baja autoestima. Esto se puede deber a:
- La propia enfermedad neurodegenerativa (alteración de los neurotransmisores).
- La no aceptación de la enfermedad, los dolores debido a la rigidez.
- Un efecto secundario de la medicación antiparkinsoniana.
Además de la depresión, pueden aparecer otros trastornos como:
- Ansiedad. Angustia, nerviosismo, inquietud, incapacidad para relajarse, dificultades para respirar, taquicardia o palpitaciones, tensión muscular, etc.
- Ataques de pánico. Crisis agudas de angustia extrema con taquicardia, sudoración, ahogos, agitación y descontrol y/o miedo intenso. No es muy frecuente y aparece especialmente por la noche, pudiendo reflejarse mediante pesadillas.
- Trastorno obsesivo-compulsivo. Preocupaciones, rumiaciones y/o rituales.
- Insomnio. Puede darse por la propia enfermedad, el sedentarismo, los dolores, la depresión o la ansiedad, o por la propia medicación.
- Trastornos sexuales. Pueden ser impotencia sexual masculina, falta de deseo sexual, hipersexualidad, eyaculación precoz o retardada, dispareunia femenina, celos paranoides, alucinaciones sexuales, etc. Es más frecuente la hiposexualidad que la hipersexualidad. Ambas pueden provocar insatisfacción, baja autoestima y conflictos de pareja.
- Alucinaciones, delirios y confusión. No suelen ser propios de la enfermedad, sino de la medicación para tratar la misma, por lo que el médico deberá regularla.
- Aislamiento social debido a la vergüenza que puede experimentar la persona por su imagen en público (saliva, se bloquea, tiembla…), inseguridad, etc.
¿Qué se puede hacer para aliviar la sintomatología?
Además de la medicación, es útil practicar ejercicios de relajación y practicar yoga o meditación. También puede ser muy útil la fisioterapia, especialmente para reducir los dolores.
Asimismo, es beneficioso participar en grupos de ayuda mutua en los que compartir las vivencias propias con personas que están atravesando una situación similar. Si la persona padece alteraciones en el habla, se puede beneficiar de la logopedia.
Por último, destacar que es fundamental buscar apoyo psicológico, tanto para aceptar y afrontar la situación a la que se enfrenta la persona como para aprender técnicas que ayuden a aliviar la sintomatología o el trastorno comórbido.
Referencias
Rodríguez, A., Vicario, A., Donate, S., de Benito, F. (2003). Mental disorders in Parkinson’s disease (part II): Clinical questions and essential treatments. Psiquiatria.com, 7(2).