Un padre intermitente es aquel que no está presente de manera regular en la vida de sus hijos/as. Es decir, aparece y desaparece sin que haya un patrón concreto y sin que se sepa en qué momento reaparecerá. Esto puede implicar una falta de participación en la crianza, dificultad para establecer vínculos afectivos y, a veces, ausencia económica. Puede darse durante distintas etapas de la vida de los/as hijos/as.
¿Por qué en masculino y no en femenino? En la mayoría de los casos que se reportan en consulta el progenitor intermitente es el padre, aunque, por supuesto, también puede ser la madre. Dado que la mayoría son los padres, el artículo se redactará en masculino aunque si has tenido una madre intermitente, también puede aplicarse.
Características del padre intermitente
El padre intermitente puede caracterizarse por una o varias de las siguientes:
- Ausencia física. No está presente ni participa en la vida de sus hijos/as.
- Ausencia emocional. No acoge los estados mentales de sus hijos/as. No muestra apoyo o empatía. Prioriza otras actividades/personas a sus hijos/as.
- Ausencia económica. No aporta económicamente la parte que le corresponde para satisfacer las necesidades de sus hijos/as.
Consecuencias de tener un padre intermitente
- Ansiedad. Por no saber en qué momento va a aparecer o si volverá a hacerlo, no saber si cuenta con su apoyo o no, por buscar una forma de hacer que el padre vuelva, etc.
- Dificultad para mantener relaciones. Suelen tener miedo al abandono o, por el contrario, indiferencia con respecto a otras personas y sus sentimientos al «abandonarlas». Suelen ser personas desconfiadas por miedo a que les hagan daño o las ignoren. Esto puede derivar en que formen parte de relaciones poco saludables.
- Problemas de autoestima. Esto suele deberse a una baja confianza en sí mismos/as, un sentimiento de inseguridad. Creencia de que no valen lo suficiente para que alguien les quiera.
- Alta autoexigencia. Perfeccionismo. Intentar hacer todo lo que hace de la mejor forma posible para ganar el amor de otra persona y sentirse válidos/as por ello.
- Sentimiento de culpa. Creencia de que no están presentes en sus vidas a veces porque han hecho algo mal. Esto les lleva a que cuando el padre está presente intenten comportarse de la mejor forma posible para evitar que vuelva a dejarles.
- Justificación del comportamiento del padre. Para un/a niño/a es difícil entender que su padre, que por rol debería estar presente, no lo está, por lo que pueden llegar a elaborar distintas justificaciones (más o menos elaboradas) como forma de aliviar su malestar. Esto puede derivar en un fuerte autoengaño llegando a inventar una vida diferente para su progenitor que encaje con la idea que se ha formado.
¿Qué hacer si soy un padre intermitente?
- Tomar conciencia de la situación.
- Analizar tu comportamiento y buscar acompañamiento para ello. Puede deberse a traumas, falta de preparación de la paternidad o paternidad inesperada, problemas familiares/sociales, etc. Es importante comprender la raíz del problema si quieres que la relación paterno-filial cambie.
- Ten capacidad de autocrítica.
- Mostrar motivación al cambio y disposición para mejorar la relación con tus hijos/as.
- Respeta sus límites.
- No fuerces su amor o insistas en que te lo deben por el hecho de ser su padre.
- Habla con tus hijos/as desde la sinceridad y la emoción. No les mientas, esto puede hacer que se sientan peor. Tampoco evites la conversación puesto que esto puede hacer que se imaginen escenarios peores que la realidad y que aumente su malestar.
Los/as niños/as necesitan una figura paterna estable y constante que les proporcione seguridad y afecto. Esto se demuestra dedicándoles tiempo de calidad e interactuando con ellos/as para que no tengan sentimientos de abandono o sientan que no pueden contar con sus padres. Si has tenido un padre intermitente y te gustaría analizar la situación y trabajar la herida emocional que esto ha podido suponerte y cómo te ha afectado, ponte en contacto conmigo.