María Villegas. Psicóloga

Afrontar el duelo de tu mascota

Gato tumbado

El proceso de duelo es una respuesta emocional por la pérdida y separación, total e irreversible, de un ser querido o algo significativo con lo que se establece un vínculo emocional. Es una reacción adaptativa, natural y normal.

A pesar de que no sea un duelo patológico, quienes pasan un duelo pueden presentar síntomas como sentimientos de tristeza junto a otros como insomnio, pérdida de ilusión, falta de apetito y pérdida de peso.

Casi todas las personas hemos elaborado un proceso de duelo, y si no, lo elaborarán, por alguna persona de nuestro entorno que ha fallecido, necesitando para ello tiempo y apoyo para aceptar la pérdida. Sin embargo, podemos pasar por un proceso de duelo en otras circunstancias como cuando nos sobreviene una enfermedad o, como en el post que tratamos aquí, cuando perdemos a nuestra mascota.

¿Cómo es el duelo por nuestra mascota?

Es un duelo poco aceptado por quienes no han contado con el cariño de un animal en sus vidas que suelen no entender que una persona sienta este proceso y, por tanto, se desprecia, cohibiendo a la persona que lo afronta para que se exprese. Esto es doloroso para la persona que ha perdido a su mascota, quien la puede considerar como una más de la familia, ya que siente que no validan su dolor.

Es frecuente que quienes no hayan tenido mascotas o no hayan establecido ningún vínculo con éstas, como forma de “consolarte” te digan cosas como “bueno, no pasa nada, es sólo una mascota, puedes coger otra” o “tranquilo/a, que no es una persona, es sólo un animal”. Este tipo de comentarios no ayudan en absoluto a quienes han perdido a un ser que consideraban parte de su familia. Si la misma persona hubiera perdido a un familiar cercano, seguramente a nadie se le ocurriría decir algo como “bueno, no pasa nada, ha fallecido tu tío, pero aún te quedan más tíos”, ni comentarios similares, porque parece que no se puede equiparar el dolor de una pérdida humana por una pérdida de un animal, incluso aunque con el segundo haya un vínculo emocional más fuerte que con el primero.

Cuando fallece una persona de nuestro entorno, se realizan “ritos funerarios” que pueden ayudarnos a elaborar el duelo, como llamar a personas cercanas de quienes necesitamos apoyo, contar con el apoyo de familia y amistades, realizar una misa en algunos casos, y enterrar o incinerar a la persona pudiéndonos despedir de ella. Sin embargo, esto no se suele producir cuando fallece nuestra mascota, no se suelen realizar llamadas a personas de nuestro entorno ni se hace una despedida pública para la misma, aunque sí se pueda enterrar o incinerar. La persona puede sentir que no se ha despedido como debiera de ella, lo cual perjudica la elaboración del duelo.

Otro aspecto que influye en el duelo por nuestra mascota es el sentimiento de culpabilidad que podemos asumir por su muerte. Si el animal ha pasado por una enfermedad, podemos atribuirnos la culpa de la misma por no haberlo cuidado bien o no haber hecho lo suficiente por él. Esta culpa también puede sentirse por haber recurrido a la eutanasia, a pesar de que fuera la mejor opción para aliviar el sufrimiento de nuestra mascota. También podemos llegar a sentirnos culpables cuando el fallecimiento ha sido en un momento en el que no estábamos con nuestra mascota, aunque es algo que no se podía prever.

Todo esto puede derivar en un duelo complicado para la persona y que, por todos estos motivos, decida no buscar ayuda profesional aún necesitándola.

Factores para el duelo complicado

Walsh (2009) describió 5 factores que podrían influir para el desarrollo de un duelo complicado tras la pérdida de una mascota:

¿Cómo se puede elaborar mejor el duelo por nuestra mascota?

Lo más importante es sentir el apoyo de las personas más cercanas, que nos ayuden a validar nuestro dolor y nos permitan expresar todo lo que sentimos. Por ello, es conveniente no decir frases como las que se mencionaron en el apartado anterior despreciando la pérdida del animal, ni presionar a la persona por el tiempo que dure su duelo. Algunas personas pueden pensar que el duelo por una mascota debe ser en tiempo inferior al duelo por una persona, cuando ambos pueden tener el mismo impacto psicológico.

Si la persona tiene más mascotas, puede también recurrir al apoyo de éstas para enfrentarse a su dolor.

Es conveniente no intentar forzar a la persona para que acoja otra mascota sin haber superado aún la primera fase del duelo, ya que es posible que sienta que no está preparada aún o que va a traicionar o “reemplazar” a la fallecida. Además de que en el caso de que esta nueva mascota enferme o fallezca podría llegar a complicar el proceso de duelo, teniendo que asumir una nueva pérdida sin haber terminado de asimilar la anterior.

Asimismo el/la veterinario/a cumple una función esencial, pudiendo facilitar los primeros momentos tras la pérdida. Algunos/as profesionales de la veterinaria pueden tratar la muerte como un “trámite” más, restando importancia a los sentimientos de la persona dueña del animal. Incluso en algunos casos pueden llegar a decir “compra otro”, dificultando la elaboración del duelo. Por suerte, también podemos encontrarnos con todo lo contrario, veterinarios/as que te dejan despedirte a solas del animal antes de ponerle la inyección, en el caso de aplicar la eutanasia, y que te muestran su apoyo y comprensión ante la pérdida.

Asimismo, facilita la elaboración reducir la culpa, especialmente en el caso de haber llevado a cabo la eutanasia.

Por último, destacar que puede facilitar el duelo escribir una carta de despedida hacia nuestra mascota o realizar un “rito funerario” para despedirnos de ella.

Referencias:

Barreto, M.P. y Soler, C. (2007). Muerte y duelo. Madrid: Síntesis

Moreno, A. (2015). El proceso de duelo tras la pérdida de una mascota: Descripción y variables relacionadas. Universidad Pontificia de Comillas, Madrid

Walsh, F. (2009). Human- animal bonds II: The role of pets in family systems and family therapy. Family Process, 48(4), 481- 499.

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