Hoy os traigo una fábula para reflexionar acerca de los miedos:
«Érase una vez un león que tenía mucha sed en la sabana. Se acercó a un lago de agua cristalina, dispuesto a saciarse de aquella agua tan pura. Pero al acercarse a la orilla vio aparecer a un fiero león en el agua. Rápidamente huyó de aquel sitio y así evitó que su rival lo cogiera. Pero poco a poco la sed volvió a resultarle insoportable.
Lo intentó de muchos modos yendo por un lado, luego por el otro, rápido, lento, pero nada. Hiciera lo que hiciera aquel otro león estaba siempre allí, parecía que lo esperaba.
Los días pasaron, hasta que pensó, que no podía permanecer allí sin beber, se iba a morir de sed. Así que se dispuso a luchar con el león.
Cogió carrerilla y al llegar al agua, volvió a encontrarse con su contrincante, tenía la mirada más fiera que nunca, pero esta vez no se echó para atrás. Por el contrario se abalanzó contra él, decidido a emprender la lucha.
Al acercarse al otro, notó como sus patas caían al agua y la imagen de aquel fiero león se desvanecía. Había estado huyendo de su propio reflejo».